Bartolo y Chavi
La Fiesta de los Biceps no estaba entre mis vías ambicionadas porque tengo la prudencia de ambicionar lo que es posible o al menos mínimamente posible y la Fiesta estaba entre las imposibles. Bastante tenía con hacer algún día la Zulu Demente.
Pero unos franceses tuvieron la idea de incluir la Fiesta entre las vias seleccionadas en su libro Verticualidad y ahí me jodieron...
Mis recursos de perro viejo, mis ganchos, estribos, tramposas y demás armas barriobajeras no servían de nada en un implacable desplome continuo con aire entre chapas y tampoco estaba dispuesto a ponerme en modo petate y probar suerte a subir indignamente con algún escalador de verdad.
Así que apliqué la vieja receta casera, nada de fast food, no valía un telepizza ni una paella de encargo, había que acudir al mercado a comprar los ingredientes y estar dispuesto a cocinar a fuego lento el guiso y ya veríamos el resultado.
Los ingredientes eran evidentes, más fuerza, más continuidad, más trabajo en escuela y confíaba en que con esos ingredientes, el otro ingrediente que era echarle morro al aire entre chapas venía sólo porque el power te hace más valiente.
Por suerte Riglos me queda cerca y sólo quedaba tener paciencia y cocinar a fuego lento, ya llegará el momento si tiene que llegar.
La Zulú ya cayó hace unos años y luego se convirtió en normalidad hacer la Zulú cada año (nunca sobrado), ya el año pasado hice campaña riglera en otoño y repetí muchas vías rigleras y escalé otras que me faltaban como Hechizos del Viento ó la Anglada-Guillamón entera pero el estilo era más de vías del Pisón y no de la Visera y todavía estaba verde.
Este año con una mejoría en la deportiva vuelvo ha hacer campaña riglera otoñal con Jorge Perez y además de repetir otras vías me meto más en la Visera con la Chinatown y con una combi Moskitos-Supercrack-Zulu.
Habrá que probar fortuna... y al final llega el día pero... la fiesta es demasiado famosa y vamos un día demasiado perfecto, Sabado, sol sin calor, casi sin viento y nos encontramos a pie de vía que tenemos cuatro cordadas por delante y además una de las cuatro haciendo algo de tapón, cambiamos de objetivo...
No me importa salvo que me he comido los dos últimos dias pensando en la fiesta algo nervioso y los nervios no han servido para nada. Repetimos la Guirles y me sirve para recordar lo buena y exigente que es esta vía.
Y así casi de improviso se presenta una nueva oportunidad para ir de Fiesta con el amigo Bartolo.
Voy sin nervios, total para qué, si lo mismo no nos metemos. Llegamos a Riglos, toda la noche lloviendo, temperatura por debajo de 10ºc, humedad cielo gris, neblinas, ya veremos si escalamos.
Pero el día va girando, sale timidamente el sol y decidimos probar suerte.
El día no es el mejor, a cambio la vía es toda para nosotros y la única compañía en la Visera es la de una cordada de alemanes en la Zulú y en el Frechín nadie!!! sólo se oye algún vuelo de buitre y los típicos sonidos de la sierra automática cortando leña y el burro de riglos con sus gemidos diarios.
Todo sucede rápido y en cinco horas estamos arriba, primeros largos ñaperos, sensaciones más pisonas que viseriles, algún tramo imposible (7a de L2) me obliga a ensuciar el estilo con estribo y tramposa pero eso estaba en el guión, esos metros son demasiado para mí ahora y siempre.
Me he autoasignado los largos pares y ha sido un acierto una vez pagado el precio de L2.
La auténtica Fiesta, la bonita, la mítica, la famosa y además la menos difícil empieza en L4.
El desplome es continuo pero los bolos son habitualmente generosos, el camino está marcado, el a vista es imposible, pero el tacto es bueno y los seguros están perfectamente distribuidos para que la pasta salga al dente.
Mientras escalaba recordaba un consejo del amigo y experto riglero Toño Carasol, " cuando salgas de una chapa, no te lo pienses, pisa el acelerador y escala rápido con decisión, sin importar lo lejos que esté la próxima chapa, es lo mejor que puedes hacer para no gastar fuerzas y para que el hidraúlico no te falle"
Apliqué su consejo aunque ese consejo no sirve de nada sin el trabajo a fuego lento en escuelas como Vadiello, Gratal o Benabarre.
Pero lo más importante no fue salir por arriba, lo más importante es que disfruté haciendo la vía cumpliendo el sueño de escalar por el patatal con el nivel suficiente para sentirme digno de estar en esta vía,de haberlo hecho bien, haber sido paciente y esperar al momento adecuado.
La realidad es que es una vía que se escala muy a menudo por muchas cordadas, no es nada especial para los demás... pero para mí si es especial.
Y después de todo este rollo que he soltado, si todavía estás leyendo, hay una enseñanza que te da la vida y es que los imposibles los pones tú y los posibles también y que no hay nada más sano que aceptar un imposible con humildad y honestidad y no hay nada más bonito que convertir un imposible en posible.
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Fiesta! |
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O tengo el cráneo deforme o no sé ajustar el casco |
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Gracias Bartolo y gracias Jorge aunque no estuvieras el día D |